El ser humano
siempre ha mantenido a lo largo de los años una relación muy
estrecha con la naturaleza esto gracias a las múltiples necesidades
que esta le contribuye en su vida diaria, ya sea como alimentación,
como espacio habitable, como materia de uso, como fuente de
conocimientos o belleza. No es hasta que el hombre decide parar,
observar su entorno y tratar de entender lo que hay frente a él, que
se comprende a sí mismo, conoce su ubicación en el espacio y el
tiempo; es capaz de ver el ambiente sin su presencia, cómo luce el
espacio que no ha tocado o modificado, y el que es producto de su
propia mano.
El paisaje como tema
pictórico se considera relativamente joven en la historia de la
pintura, y si bien, no era apreciado hasta entonces como lo más
relevante dentro de una composición, su presencia como elemento
pictórico ya existía desde mucho antes, es decir, simplemente ha
ido desempeñando distintos papeles a través de las épocas.
En la edad media
bajo la influencia de la iglesia católica en occidente, la pintura
más importante hacía la labor de representar temas religiosos, esto
debido a que el arte estaba enfocado exclusivamente a la búsqueda de
la divinidad. En estas pinturas el ser humano en la forma de dios, de cristos, de vírgenes y de santos, se ubicaba como el elemento más
importante a representar, y la naturaleza o paisaje era visto como
creación de dios, a nivel de cualquier otra cosa creada excepto la
figura del hombre, de modo que solo se sugería para enmarcar la
escena principal, dar la sensación de espacio e insinuar perspectiva
o profundidad. En este contexto, la pintura de Giotto es destacable
por el uso que le dio al paisaje para colocar a sus personajes.
Posteriormente, la
mirada de los pintores fue cambiando, en la media que se atrevían a
observar y explorar temas más allá de lo religioso, junto con su
visión sus representaciones eran mucho más naturales, enfocando sus
esfuerzos mucho más a lo terrenal y pagano.
Enseguida haré un
breve análisis a partir de la observación de una serie de
fotógrafos en torno a su trabajo de paisaje. Cabe mencionar que en
la fotografía como paisaje, se me dificultó mucho más generar
diferencias entre un fotógrafo y otro dela misma época. Debido a
esto, de una lista de doce fotógrafos analizados, seleccioné cuatro
de ellos tomando en cuenta que fueran contrastantes entre sí, con
aportaciones y exploraciones distintas.
Franco Fontana:
El color es fundamental en este fotógrafo, su uso de los planos como
si fueran plastas de colores en la composición me hace pensar en una
suerte de neoplatonicismo. Es muy interesante cómo es que selecciona
las escenas a partir de un orden geométrico y cromático, al
instante se impone esta particular manera de ver, tendiente hacia el
minimalismo. Su estilo me perece mucho más pictórico en la medida
de su uso de recursos plásticos provenientes de la pintura para la
configuración de sus fotografías.
John Davies:
Explora el espacio, y su análisis está en función del desarrollo
de las ciudades y de los nuevos entornos, y cómo es que el hombre
ocupa un lugar en estos. La figura del hombre aparece como una
referencia sutil, dimensional, moviéndose en estos espacios, en una
suerte de encuentros y flujos que dan cuenta de la capacidad del
paisaje creado para causar y ocasionar conductas.
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